Reflexiones y agradecimientos tras 23 años con Subocol
Hoy es un día muy especial y doy gracias a Dios por ello. Con el corazón repleto de alegría y satisfacción por el deber cumplido, y con un poco de nostalgia, termino mi ciclo laboral en Subocol, con el gran privilegio de hacerlo de la mano de esta gran empresa y sus aliados, Bolívar y Sura.
Es muy grato haber formado parte de esta gran familia que durante los últimos 23 años me acogió y me dio la oportunidad de demostrar mis capacidades y fortalecer mis conocimientos, aportando al crecimiento de la empresa. Compartí mis vivencias, alegrías y tristezas, y donde vieron crecer a mis hijos y convertirse en los profesionales que son hoy.
No existen palabras para reflejar este agradecimiento que siento por todos ustedes, que día a día, con su esfuerzo y dedicación, permiten que Subocol siga creciendo y logrando las metas propuestas, alcanzando la satisfacción de sus clientes, que depositan toda su confianza en el éxito de su operación.
Mi agradecimiento especial al equipo directivo por el apoyo incondicional que siempre recibí, tanto de Subocol como de Seguros Bolívar y, en su momento, de Sura. Rubén Cañas, Óscar Barreto, Juan Carlos Zapata, Óscar González, equipo de Bolívar, liderado por Nelson Gómez, Gerardo Ardila, líderes regionales y analistas. Todos sembraron en mí una gran enseñanza y, con su exigencia y apoyo, dejaron una huella imborrable que me llevo para toda mi vida.
Gracias, gracias. Siempre recordaré y llevaré con alegría lo vivido en Subocol. Por eso, hoy, mi agradecimiento especial también va para mi equipo de trabajo, quienes estuvieron conmigo con mucho compromiso y dedicación, y en general, a todos mis compañeros con los que compartí a través de mi permanencia en la empresa. Algunos con los que llegamos a formar una bonita amistad y con quienes espero seguir contando en esta nueva etapa de mi vida: Gerardo, Sigi, Juan, Jeimy, María Mercedes, José Clavijo, Sandrita, y perdón si alguien se me escapa.
Para todos mis compañeros, en cada ciudad, un abrazote y mil gracias por su colaboración y apoyo que me brindaron en cada momento que se requirió. Me despido no sin antes ofrecer disculpas por cualquier error o equivocación que haya surgido dentro de mi labor. A todos, mil y mil gracias por sus enseñanzas, y me los llevo en mi corazón por siempre. Un abrazo gigante.
Con todo el ❤️,
Nohemí Arandia Sánchez
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